martes, 15 de septiembre de 2009

Simplemente un Rol.

No puedo no ayudar a los demás. Necesito la constante satisfacción de dar luz a otros rostros. De conllevar relaciones felices, estrechas, de recibir agradecimientos, alagos, y disfrutar de ese pequeño placer.
Pero a pesar de tener el magnífico don de alumbrar muchos caminos y ciudades, no puedo reocnocer mi propia luz.
Siento la falta de existencia de la misma, ya que siempre pretengo (y lamentandolo) otra luz. Me persiguen las artificiales, aquellas que duran solo un latido del corazón. No puedo encontrar el significado de mi propia luz, y mediante este texto trato de buscarlo.
Mi luz, que alumbra a tantas personas, que rige caminos por donde se logra divisar a lo lejos una tierna esperanza, por donde enamorados se besan y otros buscan simplemente una respuesta.
¿Qué sentido tiene, entonces, con tanto don, no poder alumbrarme yo?.
Buscando así, respuestas, pregunto a mis estrellas. Compañeras, brillan, explotan, y son tan grandes, y todas cerca mío. Me piden que me conozca y dé luz, que no decaiga en noches en que el Rey Apolo me oculta de las personas y su tierra. Que brille sólo al sonreir, y en mis pensamientos, y tratar de convencerme de que mi brillo es para todos y que éstos me lo agradecerán, tarde o temprano, y seré feliz al fin.
Y así creo, lo estoy entendiendo. Y quizá nadie pueda entenderlo, pero mi luz es cada vez más fuerte sólo si alguien sonríe bajo mi reflejo. Así que puedo, de alguna manera (y gtracias a ésto que escribo entre líneas y garabatos) encotrar al fin respuesta al por qué de la insuficiencia de mi felicidad.
Y sin vueltas ni conceptos extraños, digo que nunca debo restringir mi brillo sólo para mí, porque él es mío, pero para los demás, y la única manera de que mi brillo pueda ser factible en mí, es alumbrandolos a ellos, y así quizá no más sentir la insuficiencia que mencioné.
Emanando el jugo de Luna, de agradecimientos y sonrisas me alimento. Es simplemente mi rol, y el rol debe hacerme brillar, aún sin sol.
Mi arco, mi luz blanca, y cuatro flechas que supieron apuntar. Habrán ido más allá de lo que las constelaciones pudieran informarme?, estarán por allí, alcanzado su blanco, pero aún yo no puedo verlo.
¿Qué me falta? Esta luz no es para mí, es para ustedes. He escrito este tipo de cosas anteriormente, pero sin embargo éste mi debate principal. Quizá lo que deseo esté tan lejos que las flechas lo alcanzan, pero yo no. O quizá la neblina no me deja ver, son las nubes, o estrellas que me lo impiden, desagradecidamente. O.. sencillamente, no me dejo ver más allá.
Hagamos las cosas más sencillas, veo que así no puedo entenderme. Apuntaré más cerca, y dejaré señales en el camino, por si debo volver a retomar viejas ideas. Lanzar, tranquilamente, mis flechas, hacia lugares que llego a divisar sin tener que forzar la vista. Y así mi panorama se irá abriendo cada vez más, disfrutando detenidamente el paisaje. Disfruten los resultados, buenos, o malos. Si no fue en el blanco, lo bueno fue animarse a lanzar. Lazaré flechas a corto plazo, y así dar mejor en el blanco, para luego apuntar más alto, más lejos, ya con la seguridad de que algún día, dí en el blanco, y volveré a hacerlo.